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De Miguel y el español ; José María Carrascal.

Al español no hay forma de pararlo por más prohibiciones de los politiquillos de tres al cuarto.
18 de Marzo 2.006. nº.- 2669. La Razón.

¡ No hay derecho, Amando¡ Falta uno tres meses de España y a la vuelta se encuentra con cuatro nuevos libros tuyos: "Los españoles y la religión", "Sociología del Quijote", "La lengua viva"y "Nuestro mundo es de este reino", una novela. Aparte de tus clases, conferencias, colaboraciones en medios y pelearte con el fundamentalismo, feminista. Y los demás forcejeando por sacar un libro al año. Algún día tendrás que explicarnos el secreto de tu capacidad de trabajo. ¿Tal vez que no has hecho otra cosa en tu vida que trabajar?
¿Por dónde empezar ante esta tú última hornada? Que me perdonen la religión, El Quijote y la literatura, pereo me atraen irresistiblemente tus "Polémicas apasionadas sobre el idioma español", recopilación del consultorio que tienes sobre nuestra lengua en "Libertad Digital". Y no porque el español se vea amenazado por el torpedo que le lanza el nuevo Estatuto catalán. El español no necesita que le defendamos Amando de Miguel ni yo ni el mismísimo Superman. El español tiene capacidad suficiente para defenderse por sí mismo. Lo hago por placer. Porque el español, como el inglés, es una gozada, un río tan anchuroso como el Amazonas o el Misisipí, que va engrosando con el caudal de imnumerables afluentes antes de convertirse en casi más en su desembocadura. Al español no hay forma de pararlo por más prohibiciones de los politiquillos del tres al cuatro ni diques que le pongan las Academias. Los carteles de prohibicion, los inundan; los diques los rebasan las gentes que lo parlan aquí y allá. ¿Es eso lo que molesta de él, su pujanza? A Amando llegan desde los más lejanos lugares del planeta consultas, sugerencias, galanuras insinuaciones y reproches sobre el español. Él responde a todos con sabiduría, humor y humildad. Sobre todo, humildad. Nadie sabe todo sobre el español por la sencilla razón de que se está haciendo en los cinco continentes, cada día de cada año. Es su mayor encanto, la clave de su riqueza inabarcable. A mí me chifla oír el español colombiano, el argentino, el cubano, el mejicano, y el de Folledo de Gordón, el pueblecito de mis abuelos en las montaña leonesa, donde los más viejos todavía anteponen el artículo al adjetivo posesivo y dicen "la mi casa" o "el tu prado". El español lo estamos haciendo los cuatrocientos millones que lo hablamos, más los millones que lo aprenden, para comunicarnos, cantar insultar enamorar, expresar nuestras ideas, pedir tortilla, o tacos, alabar esto, quejarnos de aquello, recabar ayuda y soñar en voz alta, apoyados en el poso que dejaron cuantos desde hace siglos vienen utizándolo como cayado por este mundo. ¡ Y de este tesoro quieren privar a los catalanes sus politicos¡ Pero, el fin, yo sólo quería dar las gracias a Amando por advertirme de lo mucho que me queda todavía por aprender en la lengua con la que me he ganado la vida.

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Todos tenemos algún amigo peor conversador, que otro, y ese peor no empieza por el tema, el asunto, argumento, sino por su actitud distinta de la nuestra, o distinta de todo el mundo, o simplemente que es rarillo, gay, marica, mariconazo, tipo Almodovar, o simplemente borrachín, chiflado, necio, raro en el absoluto conjunto de que es un amigo, compañero que conoce al dedillo el asunto, que más quebraderos de cabeza que nos provoca, y es que de esos señores prepotentes, autosuficientes, autodidactas entre nosotros háy más de los que solemos reconocer, y es desbarre, despotrique, chifladura, locurilla, necedad, memez, bobada, rarillos,
bien, por Amando, bien para su bolsillo, y bien sobre todo porque no encuentro en el ese amargor de un café de más ese resabillo de un trasnochar, y un desquite de fracasado en asuntos tan dispares como la familia, la sociedad, la política, el periodismo, ¡ Me parece bien, que se sienta amigo, conocido, compañero de Amando, aunque pienso que a veces trabaja con desmesura, y hasta la saciedad, (saciedad en esta nuestra sociedad, que sabemos producimos en demasía, y hay todo lo que podamos comprar, y eso nos hace, ¿raros, o prepotentes? ¡no recuerdan los días de navidad, sabiendo que tenemos la mesa puesta, y abundante, aún estos jovenzuelos, tienen que salir a tomar una tapa más, una copa más, ¡si, bueno es una sociedad consumista¡.
Todos conocemos donde dan; sea merendero, motel, taberna, cantina, refectorio de curas, o comedor, restaurante, una buena tortilla española, y donde dan buenas truchas, y donde dan tapas calientes, y donde hay tapas de marisco, y donde no dan garrafones, y donde abundan los adolescentes, y chiquillos, y donde la cocina no se basa en el aceite, ¡qué mucho esta subiendo, ese tesoro dorado de iris dorado¡ Y bueno, todo el que tiene coche sabe donde no aparcar si quiere no tener que pagar. Bueno, el amigo Carrascal, es más amigo de Amando que de Carnicero, (por así decir) debe ser que el señor Carnicero es más vendido, y más cabrón, y chulo, y no tanto bien informado, y que aún con todo los juramentos no empiezan por la lengua catalana, gallega, vasca, ni tan siquiera inglesa, sino por esa lengua que a él aún, aún, aún, le va tratando pasable, y no solo le da de comer, sino que le permite llevar los hijos a la Universidad, y viajar, y tener coche, y etc, etc, bien por el señor Carrascal.
Y ese tonillo epistolar, donde es una reflexión, seria, o casi seria de la realidad, por unos hombre profesionales, a cualquiera de ellos les sale varias carillas mecanografiadas, y a todos ellos les sobran carillas, y buenas ideas, pero son profesionales.
Los curillas, que nos enseñaron, los profesores que nos examinaron, los amigos que tratamos, son algo así, "Los curillas misas, los profesores acierto, error, estudio, tecnica, y los amigos que aburridos, que manidos son nuestros amigos, que se parecen poco a José María Carrascal y Amando de Miguel. Sanchez Dragó, Lorenzo Silva, Fernando Marías. Lucia Etchevarria. José María Prada. Y tantos más. Saludos José María Carrascal.