Es la pura verdad.

Hans Christian Andersen.

- ¡ Es un caso espantoso ¡ - exclamó una gallina del extremo opuesto del pueblo, donde el hecho no había sucedido -. ¡ Ha pasado algo terrible en el gallinero de allá ¡ Lo qu es esta noche, no duermo sola. Menos mal que somos tantas .- Y les contó el caso, y a las demás gallinas se les erizaron las plumas, y al gallo se le cayó la cresta. ¡ Es la pura verdad¡

Pero empecemos por el principio, pues la cosas sucedió en un gallinero del otro extremo del pueblo. Se ponía el sol, y las gallinas se subían a su percha; una de ellas, blanca y paticorta, ponía sus huevos con toda regularidad y era una gallina de lo más respetable. Una vez en su percha, se dedicó a asearse con el pico, y en la operación perdió una pluma.

- ¡ Ya voló una ¡ - dijo -. Cunto más me desplumo, más guapa estoy -. Lo dijo en broma, pues de todas la gallinas era la de caráctera más alegre; por lo demás, como ya dijimos, era la respetabilida personificada. Y luego se puso a dormir.

El gallienro estaba a oscuras: las gallinas estaban alineadas en su percha, pero la contigua a la nuestra permanecía despuerta. Aquellas palabras las había oído y no las había oído, comoa menudo conviene hacer en este mundo, si uno quiere vivir en paz y tranquilidad. Con todo, no puede contenerse y dijo a la vecina del otro lado:

- ¿ Has oído? No quiero citar nombres, pero lo cierto es que hay aquí una gallina que se despluma para parecer más hermosa. Si yo fuese gallo, la despreciaría.

Pero he aquí que más arriba de las gallinas viviía la lechuza, con su marido y su prole: todos los miembros de la familia tenía un oído finísimo y oyeron las palabras de la gallina, y, oyéndolas, revolvieron los ojos, y la madres lechuza se puso a abanicarse con las alas.

- ¡ No escuchéis esas cosas ¡ Pero habéis oído lo que acba de decir, ¿verdad? Yo lo he oído con mis propias orejas; ¡ Lo que oirán aún , las pobres, antes de que se me caigan¡ Hay una gallina que hasta tal puento ha perdido todas la noción de decencia, que se está arrancando las plumas a la vista del gallo.

- Preniez Garde aux enfants ¡- exclamó el padre lechuza -. Estas cosas no son para que las oigan los niños.

- Pero voy a contárse a la lechuza de enfrente. Es la más respetable de estos alrededores. - Y se echó a volar.

- Jujú, ujú¡ - y las dos se estuvieron así comadreando sobre el palomar del vecino, y luego contaron la historia a las palomas:

- ¿Habéis oído, habéis oído¿ ¡Ujú¡ Hay una gallina que por amor al gallo sle arancado atodas la plumas. ¡Y se morirá helada, si no lo ha hecho ya¡ ¡Ujú¡

-¿Dónde, dónde? - arrullaron las palomas.

- En el corral de enfrente. Es como si lo hubiese visto con mis ojos. Se trata de un caso tan indecoroso, que una casi no se atreve a contarlo, pero es la pura verdad.

- ¡ La purra, la purra verrdad¡ - corearon las palomas, y, dirigiéndose al gallienero de abajo -: Hay una gallina - dijeron -, y hay quien afirma que son dos, que se han arrancado todas la plumas para distinguirse de las demás y llamar la atnción del gallo. Es el colmo..., y peligroso, además, pues se puede pescar un resfriado y morirse de una calentura... Y parece que ya han muerto, ¡ las dos¡

- ¡ Despertad, despertad¡ - gritó el gallo subiéndose a la valla con los ojos soñolientos, pero vociferando a todo pulmón -: ¡ Tres gallinas hn muerto víctimas de un desgr aciado amor por una gallo ¡ Se arrancaron todas la plumas. Es una historia terrible, y no quiero guardármela en el buche. ¡ Pasadla, que corra¡

-¡ Que corra ¡- Silbaron los murciélagos, y las gallinas cacarearon, y los gallos cantaron -: ¡Que corra, que corra¡

- Y de este modo la historia fue pasando de gallinero en gallinero, hasta llegar, finalmente, a aquel del cual había salido.

- Son cinco gallinas - decían - que se han arrancado todas las plumas para que el gallo viera cómo había adelgazado por su amor, y luego se pocotearon mutuamente hasta matarse, con gran bochorno y vergüenza de su famili y garn perjuicio para el dueño.

Como es natural, la gallina a la que le había soltado la plumita no se reconoció como la protagonista del suceso, y siendo una gallina respetable, dijo:

- Este tipo de gallinas merecen el desprecio general. ¡Desgraciadamente, abundan mucho ¡ Estas cosas no deben ocultarse, y haré cuanto pueda par a que el hecho se publique en el priódico; que lo sepa el país. Se lo tienen bien merecido las gallians, y también su familia.

Y la cosa apareció en el peri´dodico , en letras de molde, y es la pura verdad: "Una plumilla puede muy bien convertirse en cinco gallinas".

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